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viernes, 15 de abril de 2011

Cómo salir a la superficie

Hola.
Después de escuchar a amigos, familiares, voces interiores y demás familia, he decidido reunir la valentía suficiente para salir a la superficie. A la superficie del mundo que es ésta vida por encima de la vida y que se vive en internet.
Creo que hay que tener cuidado con esta vida -la internauta- por encima de la otra vida -la de carne y hueso- porque se alimenta de unos cuantos satélites que rondan la tierra, energía eléctrica, que ya sabéis se enchufa y desenchufa. Y por último se alimenta de las letras, las ideas, las imágenes que volcamos subimos colgamos en esta vida, la de la red, y que es nuestra conexión con la otra vida, la de carne y hueso.
Esa conexión es lo único que realmente tiene verdadero valor en esta vida de bites y más bites viajando por los cables que tejen la red.
Y esa conexión es a la que me quiero sujetar con mis dos manos sobre el teclado y tal vez por eso, a veces, sea este blog algo parco en píxeles, pero es que no tengo ganas de invertir demasiado tiempo en esos fregados.
¿Por qué he tenido que reunir valentía?
Primero porque soy más clásico que el Ford T y enredar con cosas que no sean un cuaderno y un lápiz, me ha costado siempre. Aunque poco a poco, como un abuelo que se baja un poquito las gafas y aleja de sí un poco el móvil para entenderse con él y darle a apagar, me voy haciendo a las teclas de las cosas.
Pero eso es lo de menos. Después, también, porque creo que el coste de que esta máquina que está aquí, delante de mi, permitiéndome editar mi blog y desafiando todos los sueños de Jules Verne, no es siempre necesario... así que no quiero engancharme a él de por vida.
Por último por el miedo escénico. Es tan largo y dulcemente tedioso el proceso de publicar un libro, que la rápida sucesión de apenas una docena de clics que hay que sufrir para publicar un blog no deja tiempo ni espacio para que el espíritu se encuentre, a su ritmo, con el hecho de que una criatura suya, publicada ya, anda por ahí suelta, haciendo de las suyas en cabecitas ajenas.

Pero ahora ya estoy aquí, en la superficie. Poco a poco sabremos el por qué de este blog.
¡Bien hallados!